25/12/17

Pablo Matilla - La sabiduría de quebrar huesos

Tengo un recuerdo sorprendentemente preciso de la primera vez que interactué con el autor de este libro. Fue en 2002, en el puerto de Barcelona. Estábamos en el viaje "de estudios" esperando para subir a un barco que nos llevaría a Mallorca. Yo estaba en mi grupo hablando de Mirito, un señor bien conocido por frecuentar locales de alterne (y por sodomizar a al menos uno de sus hijos, aunque esto no puedo confirmarlo), y entonces llegó Matilla sin conocerme más que de vista y me dijo: ¿pero Mirito no ye tu padre? No fue última vez que me lo diría en aquel viaje. De hecho no fue la última vez que me lo diría durante la estancia en aquel puerto. 

El tiempo pasó y ahí estaba él, haciendo botellón y jugando a juegos de beber como uno más.  Una noche me pillé un buen ciego y lo único que recuerdo es él pellizcándome los pezones con bastante mala hostia. En verano de 2005 (recuerdo el año porque estaba liado con la chica de la que hablaba en la entrada anterior) fuimos de visita a un pisito que tenía disponible en Tapia y un juego de beber me llevó a vomitar en su baño, sin luego decírselo. Ya por aquel entonces escribía bien, de hecho incluso una vez le plagié un relato para una página web, cosa que obviamente no le pareció bien. Luego se fue a estudiar filo a Barcelona. Yo fui viéndolo menos, luego menos, luego menos y luego nunca. Actualmente todavía sale en conversaciones sobre los viejos tiempos, normalmente como indicador de que la anécdota sucedió hace mucho, de la siguiente forma:
-...y entonces acabamos ahí.
-¿Pero eso cuándo fue?
-Pues no sé, pero estaba Matilla.
-Joder.
Desde entonces todo lo que he sabido de él ha sido a través de fuentes indirectas. Me paso de vez en cuando por su blog a ver qué se cuenta. Ha ganado premios, ha publicado cosas en antologías de esas que no lee nadie, en definitiva ha seguido escribiendo. Esa perseverancia (supongo) le ha llevado a publicar, por fin, su primer libro en solitario, que he leído con un interés de 7 sobre 10 y que paso a comentar.

La sabiduría de quebrar huesos es un libro de relatos cortos (hay alguno tan corto que podría compararse al sexo con eyaculación precoz) sobre el miedo. La contraportada enumera una lista de miedos que se corresponden con cada uno de relatos y que copio a continuación:

Miedo a haber malgastado la vida.
A la muerte.
A los demás.
Al futuro.
A las arañas.
Al pasado.
Al presente.
A uno mismo.
Al otro.
Al amor.
A la imaginación.
A saber.
A los padres.
A los hijos.
Al poder.

Bueno, pues el primer (y único) problema que he tenido yo como lector ha sido identificar dónde estaba el miedo en cada uno de los relatos. La mayoría me sugerían otras cosas, no miedo. En algunos de ellos sí que encontraba el miedo, pero es de estas cosas que sólo puedes ver si te dicen que está ahí,  y me pareció que el tema principal era claramente otro.  Así, "Esfir Shub" va sobre la nostalgia, "Ruina" sobre la curiosidad, el relato que da nombre al libro es sobre la redención, "Sacrificio" es sobre la familia, "Una sola condición" (este sí) sobre el miedo, "Pequeña hereje" sobre mirar al futuro, "Los que huyen" sobre el miedo también a la cárcel, "El visitante de San Rafael" sobre la obsesión, "Fronteras" sobre comer naranjas, "Caimán" e "Iceberg" no lo sé, "Acaso un puente y dos armas de fuego" de nuevo sobre la obsesión, "Deseo de nieve entre tus manos" sobre odiar a mamá, "Canciones cíngaras" sobre la paternidad y "La sala del cinematógrafo" sobre la obediencia ciega, o sobre el poder, pero no sobre el miedo al poder.

El libro tiene relatos sobre gente que se ralla y relatos que son ralladas en sí. Me gustaron más los del segundo tipo, más sorprendentes e imaginativos. Los de gente que se ralla no es que estén mal, pero si no compartes la rallada que pretende transmitir Matilla malamente te van a decir algo. Puedes entenderlo, sí, pero sólo podrás disfrutar de ello a un nivel superficial.

Lo que está claro y nadie puede poner en duda es lo bien que escribe Matilla. Da envidia, de hecho. La prosa matillesca es prosa normal pero parece poética, sus descripciones son precisas cual francotirador serbio y no cuesta nada, pero absolutamente nada, imaginarse lo que te está contando, e incluso oler el olor a mierda cuando huele a mierda. Se trata de una literatura melancólica, sombría y con un rollo intemporal que, al contrario que el olor a mierda, es una delicia. 

Os podéis pillar el libro en Amazon. También lo puedes encargar en tu librería de confianza, ellos sabrán lo que se hacen, pero en mi caso hubo un problema con la distribuidora y casi me muero del asco esperando a que me llegara, como si esto fuese un relato de Matilla o algo así. Y me jode porque yo quiero ir a fuego con las librerías de siempre contra estas empresotas gigantescas, pero a veces te lo ponen difícil.

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