31/12/17

Comentemos 2017

2017 ha sido un gran año. He fracasado en todo lo que me he propuesto, no he ligado ab-so-lu-ta-men-te nada, en parte porque tampoco he conocido a mucha gente nueva, creo que he engordado un poco y voy a entrar en 2018 pilladísimo de pasta. Menudo pleno. Menos mal que soy yo, porque otra persona más pesimista o más propensa a venirse abajo ya se hubiese pegado un tiro.

Aunque miento: no he fracasado en todo. He conseguido llegar a la entrada 1000 de este blog, desde luego un objetivo de lo más modesto, pero un objetivo al fin y al cabo.

En 2017 he peregrinado a Wacken (al final creo que no he hecho una entrada sobre la experiencia, al menos una en condiciones, y hubiese sido épica) y he visitado el Valle de los Caídos.  En Madrid he estado entre Pinto y Valdemoro y luego me fui a mamarla a Parla, todo bajo la etiqueta #turismorancio. No he viajado mucho más, ni falta que ha hecho. He descubierto música, he empezado a leer la trilogía de Los enemigos del comercio de Escohotado (voy por la mitad del segundo libro, avanzo despacio porque la tecnología móvil ha arruinado por completo mi capacidad de concentración), pero por otra parte no he visto ninguna serie ni película que merezca la pena recordar. Seguramente las vea a lo largo del año que viene.

Ahora miro a 2018 y lo cierto es que no veo nada interesante aparecer en el horizonte. Pero bueno, algo aparecerá.

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